Un equipo de investigadores del departamento de Enfermedades Infecciosas y Sida del Hospital Clínic / IDIBAPS en la Universidad de Barcelona, dirigido por el Dr. Josep Maria Gatell, publican hoy en Science Translational Medicine los resultados de seguridad, tolerabilidad, inmunogenicidad y respuesta virológica obtenidos con una nueva vacuna terapéutica basada en células dendríticas.
El grupo de investigación del Dr. Gatell extrajo células dendríticas del paciente y las enfrentó a muestras de VIH de la misma persona, que habían sido inactivadas mediante la aplicación de calor, antes de volver a reinyectarlas al mismo paciente.
El principal objetivo de las vacunas terapéuticas es enseñar al sistema inmunitario de las personas con VIH a generar unas respuestas mejores frente a la infección, de modo que, idealmente, se pueda incluso prescindir de la toma de fármacos antirretrovirales (lo que se conoce como ‘cura funcional’).
Las células dendríticas desempeñan un papel crucial en la respuesta inmunitaria. Su misión consiste en ‘patrullar’ el cuerpo y fagocitar los organismos extraños que detecten. Acto seguido, estas células dividen dicho organismo en fragmentos, que disponen en la superficie celular, de modo que actúan como antígenos. Las células dendríticas migran a los ganglios linfáticos, donde presentan esos fragmentos a las células CD4, que organizan una respuesta inmunitaria específica frente al posible patógeno.
Sin embargo, el VIH aprovecha este mecanismo en su favor, ya que puede viajar intacto en las células dendríticas y, así, llegar a infectar los linfocitos CD4 y asentarse en reservorios donde no actúan los fármacos antirretrovirales disponibles en la actualidad.
Por este motivo, en el estudio se emplearon células dendríticas expuestas a VIH inactivado del propio paciente (para evitar riesgos de reinfección en caso de fallo del proceso de inactivación). De esta manera, se pretendía que estas células fueran capaces de cumplir su misión sin que se produjera la infección de los linfocitos CD4.
En el estudio participaron 36 personas que recibían una terapia antirretroviral y que tenían un recuento de CD4 superior a 450 células/mm3. Estos pacientes fueron distribuidos de forma aleatoria para recibir tres inmunizaciones con células dendríticas tratadas tal y como se ha indicado (24 pacientes) o con células no modificadas (12 pacientes). Los autores observaron que la vacunación fue segura y bien tolerada. Los principales efectos secundarios adversos fueron un aumento asintomático de los nódulos linfáticos (4 pacientes), enrojecimiento en el punto de inyección (un paciente) y síntomas gripales (un paciente).
En ese momento, se interrumpió el tratamiento anti-VIH y se hizo un seguimiento de los pacientes durante un período de hasta 48 semanas. El objetivo era comprobar si la vacuna reducía el punto de equilibrio de carga viral respecto al determinado en una interrupción anterior de la terapia.
Transcurridas 12 semanas tras la interrupción del tratamiento, se apreció que 12 de los 22 pacientes del grupo de intervención (55%) presentaban una reducción superior al 90% de la carga viral estimada, frente a una de 11 de las personas del brazo de control, una diferencia estadísticamente significativa (p= 0,02).
La disminución de la viremia de los pacientes inmunizados estuvo relacionada con un aumento de la respuesta de células-T frente al VIH-1, lo que, según los autores, demuestra que la vacuna experimental consigue una estimulación del sistema inmunitario.
No obstante, a pesar de los descensos observados en la carga viral, en todos los casos se produjo un rebote de la viremia a niveles detectables. Uno de los responsables del estudio advierte que el objetivo de una vacuna terapéutica sería mantener una carga viral indetectable sin necesidad de fármacos, algo que esta vacuna no ha logrado. Además, la vacuna no evitó que se produjera un descenso de los niveles de CD4, lo que supuso que algunas personas vacunadas tuvieran que volver a tomar tratamiento.
De acuerdo con el equipo de investigadores, incluso con estos inconvenientes, se trata de una prueba muy sólida de que es factible conseguir una vacuna terapéutica, la cual abriría las posibilidades de obtener una cura de la infección, bien utilizándola de forma independiente, bien en combinación con otras estrategias curativas como la intensificación del tratamiento, la terapia genética, etc.
Fuente: gTt-VIH