Un estudio estadounidense publicado en Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes ha concluido que el deterioro neurocognitivo se asociaría con un mayor riesgo de tener mala adhesión a la terapia antirretroviral. El estudio también mostró que el grado de adhesión es proporcional a la reducción de la carga viral en el líquido cefalorraquídeo (LCR), el fluido que baña el sistema nervioso central.
Gracias a los avances en el tratamiento y la atención de las personas con VIH, la esperanza de vida es cada vez más similar a la de la población general. Sin embargo, para obtener los máximos beneficios del tratamiento, es importante mantener una buena adhesión.
Recientemente, en diversos estudios se ha observado que la presencia de deterioro neurocognitivo entre personas con VIH es más frecuente que en la población general, siendo, en general, de intensidad leve. Por ello, los investigadores decidieron evaluar qué impacto podría tener dicho deterioro sobre la adhesión al tratamiento antirretroviral, ya que para que esta sea óptima es necesaria la acción de funciones cerebrales, sobre todo la memoria.
El estudio incluyó a 80 adultos con VIH, en los cuales se evaluaron las funciones neurocognitivas, se realizó un informe psiquiátrico y se valoró su estado en relación con el uso de drogas. Dichas pruebas se efectuaron al entrar en el ensayo y al cabo de seis meses.
Durante el estudio, la adhesión al tratamiento antirretroviral se valoró mediante los registros del servicio de farmacia, con especial atención a los fármacos que tienen más afinidad por el sistema nervioso central. A partir de estas mediciones, los investigadores llevaron a cabo una serie de análisis para evaluar la interrelación entre función neurocognitiva, adhesión y carga viral (tanto plasmática como en LCR).
La hipótesis que fundamentaba el ensayo era que el déficit neurocognitivo y el uso de drogas condicionarían la adhesión, hecho que repercutiría en la carga viral plasmática y en el LCR. La mayor viremia en el LCR dañaría aún más el tejido cerebral, lo que se traduciría en un mayor deterioro neurocognitivo y una peor adhesión, generándose una espiral negativa.
La inclusión de participantes tuvo lugar entre los años 2003 y 2007. La mayoría eran afroamericanos (56%) y de sexo masculino (79%). La mediana del recuento de CD4 era de 383 células/mm3 y los participantes llevaban tomando tratamiento anti-VIH durante una mediana de 8 meses antes de entrar en el estudio.
Casi la mitad de las personas incluidas en el estudio (49%) habían experimentado algún episodio de depresión durante su vida y el consumo excesivo de drogas era muy común entre los participantes (83%). El nivel medio de adhesión a los antirretrovirales con mayor afinidad por el sistema nervioso fue del 86% (porcentaje que se traduciría en la toma de entre 8 y 9 de cada 10 pastillas).
En el análisis univariable, los factores que se asociaron con una mejor adhesión fueron el sexo masculino, tener mayores ingresos económicos, una mayor duración del tratamiento antirretroviral, el uso no excesivo de drogas y tener una buena función neurocognitiva.
Tras eliminar algunos factores de confusión, el análisis multivariable concluyó que el sexo masculino (p= 0,017), llevar diagnosticado un largo período (p= 0,002) y tener una buena función neurocognitiva (p= 0,033) fueron los factores significativamente asociados con una mayor adhesión. Respecto al último punto, una peor memoria de trabajo (aquella utilizada en el día a día, a corto plazo) estuvo relacionada desde el punto de vista significativo con una menor adhesión (p= 0,026).
Solo doce de los participantes tenían carga viral detectable en el LCR al comienzo del estudio.Aquellos con mejor adhesión experimentaron mayores descensos en la carga viral del líquido cefalorraquídeo durante los seis meses del ensayo.
En conclusión, los resultados del presente estudio apuntan que la función neurocognitiva (especialmente la memoria de trabajo), la adhesión al tratamiento antirretroviral y la viremia son tres factores interconectados que condicionarían los beneficios clínicos de las personas con VIH bajo terapia antirretroviral. Por ello, un correcto seguimiento de la función cognitiva de las personas seropositivas en el marco de las visitas rutinarias y la implantación de programas encaminados a la mejora de la adhesión serían estrategias que podrían contrarrestar la antes comentada espiral negativa que supone la asociación entre deterioro neurocognitivo, falta de adhesión y aumento de la carga viral.
Fuente: gTt-VIH