El 20 de septiembre tendrá lugar en Berlín un debate europeo sobre las desventajas de criminalizar la transmisión del VIH. Expertos sostienen que la actuación de muchos juristas sabotea la prevención de las infecciones.
Las políticas implementadas en Alemania para prevenir las infecciones con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) brillaron por su efectividad al ser presentadas en la XIX Conferencia Internacional sobre el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) en julio.
El Centro Federal para la Educación Sanitaria (BZGA) y la asociación Deutsche AIDS-Hilfe (DAH) fueron aplaudidos en Washington por su fructífera cooperación. El caso alemán demostró que, juntos, los Estados y la sociedad civil pueden contribuir a poner coto a la pandemia.
No obstante, la situación legal de quienes se saben portadores del VIH en territorio germano está lejos de ser ejemplar: las personas seropositivas son particularmente vulnerables a acusaciones de lesión corporal –deliberada o por negligencia– y pueden ir a dar a la cárcel aún sin haber transmitido el virus a sus compañeros sexuales, si no dan a conocer su infección antes del coito o si incurren en alguna forma de “sexo inseguro”, es decir, si prescinden del uso de profilácticos durante prácticas en las que el intercambio de fluidos corporales es probable.
En cambio, los seropositivos que desconocen su estatus no son imputables. “Lo que se da a entender con esto es que, si te haces la ‘prueba del VIH’ y te enteras de que eres seropositivo, adquieres ‘conocimiento privilegiado’ sobre tu estatus. Y ese conocimiento puede ser usado en tu contra en un tribunal”, explica Edwin J. Bernard, coordinador de HIV Justice Network, una red de activistas y organizaciones internacionales que busca poner fin a la aplicación draconiana de leyes penales para castigar la transmisión no dolosa del virus.
“Conocimiento privilegiado”
A juicio de Silke Klumb, directora de la DAH, no es la legislación alemana, sino la interpretación que los juristas hacen de ella desde 1988 lo que transmite este contraproducente mensaje. “El concepto de ‘conocimiento privilegiado’ obliga automáticamente a un seropositivo a asumir responsabilidad penal si le transmite el virus a otra persona. Presionar de esta manera a quienes conocen su estatus desalienta en lugar de estimular a la gente a hacerse la ‘prueba del VIH’ y a hablar sin tapujos sobre el SIDA y la sexualidad”, sostiene Klumb.
“De ahí la relevancia de la próxima conferencia dedicada a este asunto, que tendrá lugar el 20 de septiembre de 2012 en el Ayuntamiento Rojo, sede del Gobierno regional de Berlín, auspiciada por varias organizaciones europeas”, señala la vocera de la DAH. “Yo espero que ese encuentro sensibilice a la gente que ya trabaja en el ámbito de la prevención sobre el peso que tiene la criminalización de la transmisión del VIH como asunto de salud pública”, acota el portavoz de HIV Justice Network.
En esa conferencia, la DAH exigirá que cese la criminalización de los seropositivos cuando la exposición al virus o su transmisión ocurre en el marco de actividades sexuales consentidas. Sus argumentos: el esquema víctima-victimario no tiene cabida en este contexto; la transmisión del virus no ocurre porque una de las partes esté infectada, sino porque las precauciones para evitarla no han sido tomadas o no han funcionado. En cualquiera de los casos, los involucrados –portadores del VIH o no– deben asumir responsabilidad en igualdad de condiciones.
Un problema global
El celebrado programa de prevención alemán funciona bajo esta premisa: no son los tribunales quienes tienen el VIH bajo control, sino los ciudadanos; cada quien puede protegerse a sí mismo y a los demás si tiene la educación y los recursos para ello. “Este tema jugó un rol importante en la conferencia de Washington porque muchos Estados se percataron de cómo la aplicación de sus propias leyes sabotea estrategias preventivas potencialmente exitosas; éstas dependen de que la gente no tema conocer su estatus”, dice Klumb.
Aunque la criminalización de quienes se saben portadores del virus varía de país a país, ésta revela la prevalencia de nociones anacrónicas y ofrece desventajas similares en todo el mundo. “En Europa se emiten sentencias sin considerar que casi el 90 por ciento de las personas que se saben infectadas consumen medicamentos y que un tratamiento efectivo previene la transmisión del VIH tan eficazmente como el uso del condón”, asegura Klumb. “El conocimiento científico sobre el VIH evoluciona con el tiempo. El problema es que a los juristas les cuesta mantenerse al día”, comenta Bernard.
Tomado del portal web de 6to Poder.