Se calcula que cada usuario de drogas inyectables (UDI) que adquiere la hepatitis C puede transmitir el virus aproximadamente a otras 20 personas, y se estima que la mitad de estas transmisiones se producen en los primeros dos años de la infección, de acuerdo con las conclusiones de un estudio recién publicado en la revista PLoS Computational Biology.
El trabajo, dirigido por un equipo de investigadores de la Universidad de Oxford (Reino Unido), sugiere que el diagnóstico temprano y el tratamiento de la hepatitis C de los usuarios de drogas inyectables permitiría evitar muchos casos posteriores de transmisión del virus.
La Organización Mundial de la Salud ha calificado la hepatitis C como uno de los principales problemas de salud pública. Se cree que en el mundo viven unos 180 millones de personas con esta infección, pero la mayor parte de ellas no sabe que tiene el virus y permanece sin recibir un diagnóstico durante más de diez años.
Las estadísticas revelan que, al cabo de 20 años sin tratar, el 20% de las personas infectadas desarrollan cáncer o una cicatrización grave del hígado (denominada cirrosis), momento en el que la única alternativa es realizar un trasplante hepático.
Desde que, tras el descubrimiento del virus de la hepatitis C (VHC) en 1989, se introdujeron los mecanismos para analizar la sangre de las transfusiones, la principal vía de transmisión de la hepatitis C es la práctica poco segura en el consumo de drogas inyectables.
A menudo, el hecho de determinar ‘quién ha infectado a quién’ resulta relativamente sencillo en el caso de enfermedades de propagación rápida (como es el caso de la gripe), pero cuando se trata de afecciones de propagación lenta (como la hepatitis C o el VIH, por ejemplo), en donde los casos de transmisión se distribuyen a lo largo de meses o incluso años, dicha tarea es extremadamente difícil.
El nuevo método -desarrollado por un equipo procedente de la Universidad de Oxford, la Universidad de Atenas y el Imperial College de Londres- combina cifras estadísticas procedentes de la vigilancia epidemiológica con datos moleculares para intentar describir en detalle, por primera vez, el modo en que la hepatitis C se propaga en una población. El equipo utilizó un modelo matemático para determinar la varianza de la infección secundaria y el tiempo transcurrido hasta el momento de producirse dicha infección.
Para el estudio se usaron datos de cuatro epidemias de hepatitis C en Grecia, utilizando información procedente de 943 pacientes que estaban en estudios de tratamiento entre 1995 y 2000, junto con cien secuencias genéticas representativas de la epidemia a partir de muestras de plasma congeladas recogidas entre los años 1996 y 2006.
Los autores del estudio consideran que sus resultados demuestran que la propagación de la hepatitis C está impulsada, en gran medida, por la población de UDI que se encuentra en las primeras etapas de su infección. Asimismo, esperan que esta información pueda servir para apoyar la ampliación de los servicios de diagnóstico precoz y tratamiento antiviral entre la población de usuarios de drogas.
Fuente: gTt-VIH